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RE-FF-No soy como tu, Cap. 5

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Tiempo: Historia Slash. Basada Post-Resident Evil 6. Lo siento, es un spoiler del final de Ada, lo que se supone que podría ser el comienzo del RE7.

Generos: SALSH/YAOI/HOMOSEXUALIDAD. Acción, angustia, drama, horror(se supone), misterio, romántico(tiene sus momentos) y tragedia.

Advertencias: Lemon, muerte de un personaje, tortura y violación(estas últimas dos partes pueden ser de contenido desagradable). Posible OCC(Other Caracter Context=Cambio de personalidad ligero), involuntario.

Parejas: Jake MullerxOMC(Thomas), leve ChrisxLeon.


Capítulo 5: Quizás podría funcionar.

Jake se despertó ridículamente temprano, el sol ni siquiera había salido aun. Eran exactamente las 4 de la mañana cuando su reloj biológico le alertó que ya había dormido suficiente. A decir verdad estaba sorprendido de no haberse despertado antes, principalmente porque durmió casi todo el día anterior hasta este de corrido. Creyó comprender la razón, se sentía tan cómodo en aquella cama y tan extrañamente cálido, que no se culpaba por haberse dormido tan profundamente. El calor producto de otro cuerpo, ser abrazado por este y… esperen, ¿abrazado por otro cuerpo? El hombre abrió sus ojos con suma cautela -aunque bien ya sabía la respuesta- sólo para encontrase con lo esperado. Su rostro estaba a centímetros del ajeno, sus narices casi rozan unas con otras. Podía ver cada pequeña perfección y defecto del rostro ajeno; como lucia tan joven dormido tan pacíficamente con sus pestañas largas y blancas que cubren su orbe azul oscuro, como los pómulos resaltan suavemente bajo estas. Todo aquello que jamás pudo detenerse a ver, ahora lo podía conocer. Un extraño impulso ganó a Jake, y con su mano desnuda comenzó a trazar cada daño de este.

En el rostro había heridas viejas cicatrizadas que dejarían marcas, quizás, eternas. Cada suave relieve que estas enmarcan había una historia que contar, capaz alguna vez él fuera digno de oírlas todas. Con cuidado alzó su mano y con la yema de sus dedos trazó el primer estigma a la vista. Bajo su parpado inferior izquierdo dos pequeñas y finas líneas hacia a el pómulo caían, más al centro otra más se presentaba, justo en el arco de la nariz cayendo hacia el mismo lugar. Trazando el cartílago de esta bajó hasta la punta de la nariz, rozó casi juguetonamente está produciendo un leve fruncimiento de parte de Thomas; adorable sin mas. Dejando de lado aquella parte se dedicó a trazar el contorno de su mentón, partiendo del lado izquierdo, pasando por su barbilla y volviendo hacia la derecha, lentamente. Se situó por la parte de la mejilla, suave, mientras contorneaba tres heridas más presentes, parecían un zarpazo de algún animal que fue profundo en su tiempo, ¿quizás un zorro o un gato? Jake podría casi apostar que ningún animal realmente fue quien produjo aquellas marcas.

Paseó fantasmalmente hasta la comisura de sus labios, los cuales se encontraban levemente separados y despedían un suave aliento de vida. Allí se detuvo durante una fracción de minutos en los cuales dudó en continuar su labor. Aún tenía presente, en su mente, aquella sensación que produjeron estos mismo al unirse con los suyos; al no ser rechazado sino aceptado abiertamente. Los recordaba, suaves y levemente agrietados con un sabor dulzón; y más que nada, recordaba aquel leve relieve cosquillear sus propios labios agrietados, aquellos que solo eran pertenecientes a más marcas históricas. Él podría reconocerlas sin tocarlas o mirarlas, pero teniendo la oportunidad de hacer ambas, al final de cuentas, no se resistió a hacerlo. Llegando hacia el arco del labio -de derecha hacia el centro- se puede apreciar una marca que parte desde el inicio del labio superior hacia el final del inferior; y pasando este sitió -más a la izquierda- se puede apreciar una marca qué comienza desde el labio inferior y se extiende hasta rasgar la piel unos centímetros más allá del final de este. Ambas marcas fueron trazadas con cuidado como si temiera abrirlas al tocarlas a pesar de estar cicatrizadas y casi borradas a la vista, más no su realce. Llegando hasta su otra esquina se encontró con aquello que pareció haber notado cuando este hablaba. Alguien había cortado está haciendo un tajo interno hasta su mejilla; no era muy largo como uno reconocería como “sonrisa de payaso”, era más corta pero era más que obvio como la carne fue separada en totalidad. Una marca que quizás fue cosida para que volviera a formarse tejido y este se uniera, un trabajo casi perfecto que no ha dejado una marca realmente relevante.

Se detuvo dejando caer el peso de su palma sobre la mejilla derecha nuevamente, acariciando su pómulo con su pulgar, sintiendo la suave textura de su piel. Era engañosamente suave, demasiado para su palma áspera que le hacían recordar a la piel de Sherry... definitivamente ese no era un pensamiento que deseara tener en esos momentos, así que volvió a concentrarse en aquella persona a centímetros suyo. Su rostro tranquilo estaba cubiertos por su cabello blanco, cayendo sobre este ocultando cada perfección imperfecta bajo sus finas capas, tan blanco como la nieve y tan fino como la seda. Con cuidado subió su palma hasta la raíz del cuero cabelludo llevando consigo los cabellos que infectan su pálida piel, dejando su cara completamente expuesta. Por primera vez desde que lo conocía pudo apreciar de cerca aquello que notó semanas atrás. Su ojo derecho se encontraba pulcramente cosido, parpado con parpado de forma que no le permitiera abrirlo; sus pestañas rebeldes escapan entre las aberturas del hilo. El trabajo era espectacular y la cicatrización aún más, no parecía haber dejado marcas significativas, el hilo era de calidad única y no había hinchazón o marcas de que fue infectado por esto; tampoco poseía costras en este, dando en entender el cuidado que mantenía sobre el. Jake, se sintió bastante curioso por la costura impuesta allí, preguntándose si él carecería de ojo o sencillamente no podía ver por este; de igual forma lo veía algo exagerado el sellarlo. Tal fue su inquisición que antes de que pudiera reaccionar ya estaba ejerciendo una pequeña presión sobre donde el lóbulo debería de estar. Efectivamente tenía un ojo allí escondido. La acción pareció molestar a Thomas, quien giró sobre su lugar soltando un bufido bajo, dándole la espalda al fin a Muller rompiendo completamente cualquier hechizo que produjo tal atontamiento sobre el hombre.

Muller soltó un largo suspiro mientras se recostaba boca arriba y pasaba su pesada mano por su cara. El único pensamiento coherente en su cabeza era “¿Qué estoy haciendo?”. Siendo sinceros, nuestro mercenario no entendía porque estaba actuando tan cursi, y sí, eso era cursi para él. Por más que intentase recordar alguna vez que hizo tal acto no podía conseguir darle a la ficha. Sí, él era cuidadoso cuando se acostaba con alguna mujer, pues estas suelen requerir ciertas pautas de conducta para poder tener sexo con ellas, pero nunca actuar de esta manera sin esperar algo a cambio. No podía recordarla última vez que le intereso algo de una persona, que no fuera Sherry, que no implicase actos carnales; aunque sería mentir el argumentar que no se quería acostar con Thomas, pero la situación no lo ameritaba -o con eso se excusaba-. Para nada dispuesto a continuar con estos pensamientos, se dedicó a levantarse de la cálida cama para dirigirse hacia el cuarto de baño y darse una muy larga ducha de agua helada.

Cuando Jake sale del baño no más de 15 minutos más tarde se da cuenta que Thomas ni siquiera dio amague para levantarse. Sonriendo de medio lado se dirigió directamente hacia la pequeña nevera donde debía de estar el alcohol de muestra -con lo que salía cada botellita sencillamente podría arrancarte la cabeza- y coger una de estas. Notó que no había tequila, y no que fuera su licor favorito pero estaba entre los primeros; por ultimo optó por la botellita de Wisky y cogió el cubo de hielo seco que había dentro. Cuando se situó en la pequeña barra notó al fin la pequeña botella faltante, riendo bajó consiguió comprender el sueño pesado del niño. Si no se equivocaba, podría apostar, que el niño no había tomado alcohol nunca y que seguramente este le caería falta. Por lo visto, esto parecía más que un simple pensamiento, al notar como el cuerpo ajeno se acurrucaba más entre las mantas cuando los pequeños rayos de sol tenue comenzaban a filtrarse por la ventana. A decir verdad no lo culpaba por beber, ni tampoco por dormir tan plácidamente, después de todo lo que habían vivido y todo lo que él había pasado, se lo merecía.

Terminó por beber el Wisky sin hielo y de la botella -a pesar de que se acercó a la barra para buscar un vaso- mientras apoyado contra la madera observaba la cama. Thomas descansaba plácidamente en medio de esta, desde su lugar podía apreciar cierta fracción de piel de la espalda y cintura del muchacho debido a que la remera se subió de lugar tras el movimiento. Como cada parte del muchacho había marcas allí, situadas en la pálida piel como recordatorios fantasmas de memorias que quizás alguna vez vuelvan a él. Muller, mientras en silencio pensaba, se daba cuenta de que realmente no culpaba al muchacho por olvidar hasta su nombre, ¿quién querría recordar una tortura como la que él ha vivido? Lo sé, se preguntarán como llegó a esa conclusión y no es difícil hacerlo. Fueron las marcas que lleva en su cuerpo lo que delataba eso. Sabía que no podían ser marcas que se ganan en la guerra, principalmente porque es demasiado joven para ser un veterano de tal y porque había algo demasiado limpio en él como para haber estado en esta. La costura de su ojos, la cicatriz de su mejilla que parte de la comisura de sus labios; acto muy pulcro para ser hecho por los militares. Pero también estaba su forma de actuar, había algo de él que le gritaba: “él no quiere recordar”, dentro de él que le indiciaba claramente que no era algo grato. Quizás no fuera un mensaje que diera consciente pero era tan palpable como cada cicatriz en su rostro. De cualquier forma, darle vueltas a este asunto no era algo que quisiera hacer, así que termino de beber su botella y sin más se retiró del cuarto, no sin antes arropar al niño, para hacer los “mandados” que olvidó el día anterior. Sherry lo mataría.

 

 

 

Jake se encontraba glacialmente sentado en una de las mesas del comedor. Este se encontraba casi vacío a pesar de la hora del día –era ya las 9 de la mañana-. Hacia aproximadamente una hora que estaba allí sentado tomando su cuarto café cargado con algunas masas dulces para llenar su estómago, completamente aburrido y fastidiado. Tras haber ido a visitar a la BSAA, que armó un pequeño campamento en la zona este de la ciudad, para entregar la muestra, se dedicó a recorrer la parte comercial del lugar. Esta extrañamente era muy madrugadora por lo cual le fue fácil buscar algo de ropa nueva para el niño y para él, casi seguro de que no querría seguir con la ropa de niña que llevaba -aunque él admitiría que se le adaptaban muy bien a su cuerpo-. Conseguir un talle para el niño le fue algo complejo debido a que no sabía su tamaño real, terminó coqueteando con el vendedor que tenía una figura similar para conseguir unos jeans -ajustados solamente porque le marcaban una buena parte trasera al niño- y una remera de licra negra que pudiera ajustarse más cómodamente que la que poseía; a parte de una para sí de algodón dado que la que tenía estaba un poco -muy- descuidada. Al final de cuentas terminó haciendo cosas “indebidas” en uno de los probadores con el vendedor, sinceramente lo necesitaba. Mas fue frustrante el terminar por darse cuenta que pensó que aquella persona que le daba una linda felación era Thomas y no ese chico llamado ¿Steve? ¿Stuart?, da igual. Siendo, de alguna forma, su fantasía sexual oculta y eso no era mismo era algo que no quería poseer.

Pero volviendo al presente; Muller estaba fastidiado, molesto, irritado y dios sabe cuántos sinónimos ¡hacía más de una hora que estaba esperando a Thomas en el comedor! No podía ser que pudiera seguir durmiendo con semejante bocina comunicando que a las 10 en punto, en la plazoleta central, se presentaría el Rey en persona para dar un comunicado por la bioterrorismo que sufre el país. Los altavoces repetían una y otra vez el mismo mensaje, dando lugar, comentando algo más sobre el tal “Majda” -nótese que Jake no tiene interés político y no sabe realmente mucho- y más, todo sin parar ni un segundo. Así que sinceramente no sabía cómo era que el niño no se hubiera levantado, pues tampoco era como si se hubiera bebido todo el alcohol de la nevera ¡ni se podría considerar una porción buena el que bebió! Apenas sí podría ser satisfactorio lo que las botellitas traían en sí. Cualquier razón que intentase de buscar para poder excusar al niño no lograba convencerlo, así que, tras esperar media hora más se dignó a ir a la habitación a arrastrar el culo perezoso del niño fuera de la cama de una forma u otra.

Su sorpresa fue grande cuando al entrar al cuarto el silenció fue su único receptor. La cama estaba desordenada, y a juzgar por cómo estaban las sabanas diría que se había levantado aun adormilado. El cuarto estaba igual que cuando él lo dejo, claro, restando el concepto de que el niño no estaba ni sus pertenencias. Eso le sorprendió, pues, al parecer Thomas tomó sus armas con él, cosa que si bien felicitaría le hizo sentirse moderadamente paranoico. ¿Cuántas posibilidades había de que este lo hubiera abandonado? ¿Muchas? ¿Pocas? Realmente no quería detenerse a pensar eso. Entrando y cerrando la puerta de un portazo, se dignó a cambiarse de remera y dejar la ropa que le compró al niño allí en sus bolsas a un lado de la cama. Tomó una botella de algún alcohol al azar y se la bebió de golpe antes de tomar sus propias armas para enlistarse e ir a esa maldita reunión obligatoria. Lo que menos quería era que los militares lo arrastrasen hasta allí. Muy irritado se dedicó a bajar los pisos restantes, aun sin comprender realmente porqué exageraba tanto, dado que él no era así para nada.

Cuando llegó al hall de entrada vio como los militares, bien armados, estaban desalojando el lugar cosa que era ridícula y extraña. Realmente, la charla del Rey, era tomada como acto muy importante como para hacer semejante movimiento, y era algo que para Jake olía mal. Se quedó unos instantes observando como “escoltaban” a las personas hacia la salida -todos turistas- para que fueran hacia el lugar de encuentro. Sabía que pronto a él le tocaría si se quedaba mucho tiempo más, pero aún faltaba algo, faltaba él. Por suerte la recepcionista se encontraba en su puesto coqueteando con uno de los militares y tomando como última alternativa, antes de abandonar cualquier esperanza por encontrar al niño, se encamino hacia ella. La mujer rápidamente abandonó el flirteo con aquel hombre para concentrarse completamente en Jake, era demasiado obvio como esta mujer esperaba que Muller le diera siquiera la hora. Más cuando él preguntó sobre el muchacho esta cambió su cara a una de asco -cosa que fastidió bastante al mercenario- y argumentó que la última vez que lo vio fue en dirección del gimnasio, señalando tal en el proceso. Él se mordió la lengua para no soltar algo mordaz contra ella y murmuró un “gracias” antes de encaminarse hacia el lugar establecido.

Su suerte nunca fue buena, no dio más de dos pasos antes que un militar lo detuviera argumentando que estaban desalojando el lugar. Jake aireado argumentó que tenía que encontrar a Thomas, el hombre insiste le dijo que quizás este ya fue llevado al punto de encuentro y que fuera hacia allí, pero él no se dejaría vencer tan fácilmente. Como último recurso uso el argumentó que de Thomas estaba “enfermo” y por ende debía de hallarlo para evitar problemas. Esto pareció ser argumento suficiente para que el militar decidiera acompañarlo para que al fin de su búsqueda pueda escoltarlo -como tiene ordenado- fuera del recinto. El pasillo estaba tan desierto que solo podía hacerle recordar a los edificios de una ciudad infestada, era un pensamiento sumamente molesto que no podía evitar tener. Esperaba, sinceramente, que Thomas este en este lugar perdido sin saber a dónde ir, porque al menos de esta forma  no se sentiría tan mal de haberlo estado esperando tanto tiempo. Cuando se estaba por dar por vencido, ya muy irritado fue cuando encontró lo que buscaba.

A lo lejos, sentado contra la pared abrazando sus muslos por debajo de las piernas y ocultando su rostro entre sus rodillas, se encontraba Thomas. Parecía pequeño en su lugar y hasta pareciera como si llorase. Jake se detuvo momentáneamente observándolo desde lejos, no parecía dañado ni había marcas de que pudo llegar a ser intimidado por algo o alguien, realmente no había nada raro.

– ¿Thomas? –  Llamó sin alzar su voz mientras caminaba más cerca del muchacho, este no se movió casi como si no lo escuchase o reconociera en sí. – Thomas – Volvió a intentar y lo vio encogerse en su lugar, aferrando con más fuerza su agarre y doblando más sus hombros para ocultar su rostro. Sus piernas estaban tan pegadas a su pecho que parecería hasta se veía doloroso de fuerza que producía para permanecer en esa posición. Muller sintió un pequeño Déjà vu recorrer su mente de una forma desagradable. La última vez que lo vio tan temeroso fue tras haber sido violado, luego, las demás “caídas” que ha vivido lo ha hecho con el rostro en alto sin temor a nada, ¿entonces que le ha asustado esta vez tanto?  ¿Habría recordado algo traumático?

Sin darse cuenta su cuerpo se movió nuevamente por si solo y antes de pensar ya estaba obligando al muchacho a deshacer aquel abrazo y tumbándolo en el suelo. Se posicionó sobre el cuerpo completamente regido, tomando ambos brazo por las muñecas por sobre su cabeza y para rematar la escena, posicionó sus dos piernas a un lado de las ajenas ejerciendo cierta presión para evitar cualquier pataleó. Y ahí lo contempló. El rostro del niño estaba más pálido de lo normal, su pupila dilatada mostrando un desconcierto y temor único; sus labios se separaban en sorpresa y sus mejillas se encontraban húmedas aun por el llanto que seguramente dejó escapar con anterioridad. Hubo un momento de silencio donde ambos se quedaron mirando al otro como si buscaran respuestas escondidas. Jake podía sentir como el pecho del muchacho bajaba y subía con rapidez, seguramente aun conmocionado por el actuar de este. Ambos se sumergieron en un mundo donde la bocina insistente ya no se oía y solo ellos dos estaban.

Lentamente su rostro se movió más y más cerca del otro, hasta que sus narices se tocaron. Thomas dejó salir aire, que al parecer contuvo, chocando este contra los propios labios de Jake, acto que solo pudo incentivar lo siguiente. Cómo la primera vez sus labios se tocaron de forma dudosa ejerciendo una presión sin prisa alguna, degustando la textura ajena y sumergiéndose en sentimientos flotantes. Pero los mismos sentimientos los empujan por más y esta vez no se resisten al instinto, intensifican el contacto, se unen aún más. El mayor dejó su peso caer por completo sobre el ajeno, sus manos soltar sus muñecas para remplazar el acto con una caricia hacia la zona tomada y lentamente subir hasta unir sus manos. Sus alientos son combinados formando uno solo, sus almas se manifiestan de tal forma que los momentos callados saltan a la luz y los momentos de cobardía ya no llegan. Se dejan desnudos complemente a la vista del otro. El momento es ciertamente “mágico”, pero como cada momento que ellos poseen, no pueden durar tranquilos mucho tiempo. Una toz muy pero muy exagerada hizo que Jake se separase del muchacho y fulminase con la mirada al militar, quien miraba hacia otro lado haciéndose el desentendido señalaba su reloj.

– ¿Quieres unírtenos? – Preguntó con cierta picardía mientras se levantaba un poco del cuerpo del menor, este al parecer ni siquiera había sido consciente de que tenían un espectador. Bastante conmocionado, Thomas, empujó a Jake de arriba suyo y se paró de un salto. Si eres un buen observador podrás ver el matiz rosa decorando las pálidas mejillas del niño, mientras este avergonzado limpiaba su boca.

– Eres un cerdo. –  Masculló Thomas obviamente dolido por el comentario del mayor, ¡pero que da! Jake no se retractaría, así era él y nadie lo cambiaría. El mayor tardó un poco en colocarse de pie, primero observo al albino alejarse y agradeciendo en cierta medida no haber sido abofeteado; una mujer en una circunstancia como esta le hubiera propinado un golpe tan fuerte que su mandíbula seguramente dolería. Tras unos minutos de una mirada incomoda dada por el militar, Muller al fin se pone de pie. Era consiente que este tipo de demostración de afecto, en este país particularmente, no era para nada bien vista. Era sorprendente como dicho hombre con traje no los separó de forma brusca y apaleó por aquel beso; Jake se preguntaba si este era de esos tantos hombres de la milicia que esconden su sexualidad para no terminar en la horca.

 



Estaban situados al final de toda la multitud, había gente con banderas ovacionando a un hombre que aún no llegaba al escenario y otras personas hablaban entre sí como si nada. Era realmente obvio que toda la ciudad estaba allí por la cantidad de gente, también se podían apreciar varias proyecciones del escenario vacío para que todos pudieran ver el tan esperado “espectáculo”. Jake estaba muy fastidiado por no decir más. Estar rodeado de gente no era algo que le gustase mucho, menos él ser obligado a permanecer allí puesto que había una cadena de militares rodeando a toda la multitud como si temiesen que alguien escapase. Demasiado extraño, las alertas del hombre estaban en su estado máximo por lo cual prefería observar todo con cuidado esperando el más mísero fallo para salir pitando de allí. A su derecha se encontraba Thomas abrazándose a si mismo mostrándose casi igual de irritado por la espera innecesaria -más él que no entendía el idioma-, pero más que nada parecía ciertamente perdido.

Cuando Majda Hasbún Al-Waleed dio presencia las cosas se mostraron bastantes raras. Principalmente porque el hombre estaba rodeado de agentes que no aparecían los “normales” que debería de llevar, eran todos extranjeros y era algo fácil de tonar porque eran todos “rubios de ojos celestes” y no solo eso, estos llevaban unas macaras de gas pequeñas. El Rey comenzó con un discurso sobre la alerta y quien sabe qué, realmente Jake no le prestaba atención para nada sino que observaba algún punto perdido entre las personas, ni siquiera le prestaba atención a Thomas, el cual era un error muy malo. Si hubiera visto lo pálido que estaba y como comenzó a temblar ni bien el hombre se situó frente a las cámaras podrían haber actuado más rápido, pero no, estaba concentrado mirando la nada intentando de no pensar en la situación de minutos atrás. Pero entonces el hombre comenzó a reír de la nada desconcertando a todos y fue cuando dijo aquello.

Deben de sentirse especiales, serán los primeros en formar parte de mi nuevo mundo. Un mundo igual para todos. Sin enfermedades, sin discriminación, un mundo único. – Esas sencillas palabras fueron todo lo que necesitaba. Jake sabía lo que esto significaba, así que sin mucho tiempo más se giró para enfrentar al muchacho a un lado suyo notando por primera vez su deplorable estado. Pero no había tiempo para preguntar o intentar de ayudarlo, debían de salir de allí ahora mismo. Mientras el hombre seguía hablando de las cosas positivas que su “cambio” acarrearía, Muller se precipitó a tomar al menor de la muñeca y comenzar a atravesar la capa de personas hasta los militares, donde brutos los empujaron con sus armas nuevamente hacia la multitud. Si las personas hubieran visto, abrían notado que todos estos militares traían consigo máscaras de gas, y esto les hubiera hecho entrar en sospecha, pero nadie notaría tal pequeño detalle. El mercenario no es alguien que se diera por vencido fácilmente, así que sin esperar mucho le dio un buen golpe en el rostro al hombre haciéndolo tropezar. Cuando sus compañeros intentaron de interferir, él se las arregló para desarmarlos y dejar tres hombres fácilmente tirados al suelo.

Bienvenidos sean hijos míos a la nueva vida. – Se podía escuchar a la gente hablar sin comprender a que se refería, mientras el Rey se colocaba una máscara de gas como el resto de las personas. La gente gritó mientras que por debajo del escenario salía un gas de color azul asfixiando las primeras tres filas y un poco más; Jake se las arregló para salir de la multitud mientras los militares poco preocupados por sus compañeros caídos volvían a cerrar la barrera prohibiéndole a la gente salir. Comenzó a correr como si el diablo se llevará su alma, tirando a Thomas con él sin importarle que este pudiera o no seguir su ritmo. A lo lejos, se podía escuchar a la gente gritar conmocionada, el caos se desató demasiado rápido. Aquel gas azul convirtió a las personas en zombie, y estas comenzaron a atacar al pueblo restante. Al tiempo la barrera humana obviamente sería rota y el mayor esperaba que para ese entonces estén lo más lejos posible. Pero al parecer su coparte no tiene el mismo pensamiento dado que comienzó a tirar del agarre de forma defensiva.

– ¡Jake! ¡Jake para de una puta vez! –Gritó Thomas al parecer volviendo en sí, reaccionando a lo que sucede o quizás no del todo, dado que Jake no veía razón lógica para detenerse. Así que sosteniéndolo más fuerte continuó su trayecto sin siquiera girarse a ver al muchacho. – Maldito desgraciado, ¡tenemos que volver por Amir! –Hubo un momento de duda donde el mayor pareció minimizar su carrera pero no duró demasiado; tirando con más fuerza del brazo ajeno lo arrastró más hacia el centro de la ciudad, cruzando callejones y avenidas para ir a donde él podría considerarse zona segura. Pero el niño no se la hizo fácil, comenzó a luchar para liberarse ¡has le pegó más de una vez!, hasta que él ya no soportó más. Tomando a Thomas de los hombros lo empujó contra una pared de forma bruta y dolorosa un par de veces para que se calmase, y acercando su rostro mucho al del niño siseó:

– Él ya está muerto.

– ¡No lo sabes! Hay que intentarlo, hay que vol- –Antes de que pudiera terminar la palabra Jake golpeó la pared a un lado del rostro del niño, se lo podía ver furioso, como si realmente no pudiera contener las ganas de estrangular al peliblanco en esos momentos. Pero Thomas no le daría la satisfacción de mostrarse asustado, sino que a su contra se mostró altanero, dispuesto a luchar si este lo pedía.

– No volveremos, iremos al maldito campamento de BSAA y nos iremos de este jodido continente.

– No, no me iré.

– ¡Está muerto! Es un jodido zombie y no podemos hacer nada. Vendrás conmigo por las buenas o las malas Thomas, no te pregunto, te exijo que vengas. –Escupió en la cara del otro -no literalmente- sus palabras mostrándole cuanto le dolía la decisión tomada pero que también la creía la mejor opción. El niño dudó unos instantes en volver a atacarlo, en luchar para ir verificar si realmente estaba muerto Amir, sin querer aceptarlo, no después de todo lo que han vivido para darle la seguridad. No podía aceptarlo, ninguno de los dos podía, pero cada uno lo enfrento a su manera. Al final ambos continuaron su travesía. Estaban situados ligeramente en el corazón de la ciudad y  debían de ir hacia la zona este donde el campamente aun debería de esta. Pero el caos reinaba y las BOW’s fueron liberadas, ahora una nueva lucha les esperaba, una lucha no por un niño sino por ellos mismo.

– Los hombres que estaban en el escenario, ellos me mantuvieron cautivo Jake. Ellos tienen las respuestas que necesito.  –Agregó al fin el niño minutos más tarde, sabiendo que esta confesión podría cambiar todo. Su tono fue plano, seguro de sí mismo y sin pisca de broma o suplica. El mayor lo observó durante un largo tiempo sin decir nada analizando las opciones. Chasqueó la lengua tras golpear la misma zona que daño anteriormente y se alejó del muchacho pasando la mano por su cabeza calva de forma frustrante. – Puedo ir solo, no tienes que acompañarme. Ve, resguárdate de ese infierno.

– Cállate de una puta vez. –Sentenció rápidamente señalándolo con el dedo índice mientras intenta al parecer pensar las opciones más viables. Se lo puede notar luchar internamente con estas, hasta el punto de realmente parecer que quisiera matar al niño que aún estaba apoyado contra la pared en silencio. El tiempo valía oro y ambos lo sabían, mientras más dudaba este más se acercaba el caos. No mucho tiempo más tarde se pudo ver la primera persona correr, a un lado del callejón en el cual se encontraban ocultos, como alma que lleva el diablo.

– Jake…

– No. Iremos al campamento de BSAA y allí llamaré a Hunnigan, ella nos dará el paradero del desgraciado y lo buscaré. –Comenzó al parecer ya decidido. Se acercó a Thomas nuevamente con una sonrisa en su rostro al vacilante pero en cierta medida tranquilizo al muchacho. – Él seguramente ya se fue de la ciudad, no se quedaría para jugarse el pellejo. Averiguaremos tu pasado, lo haremos juntos, lo prometo.

Listado de Capitulos


Capitulo 1: Hey Chaval.
Capitulo 2: ¿Qué diablos eres?
Capitulo 3: Lo que no te mata te trauma.
Capitulo 4: No existe la suerte.
Capitulo 5: Quizás podría funcionar.
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